#OperaciónTánger - Día 3

Nos levantamos a desayunar como siempre los ricos dulces y panes del hotel, nos despedimos de la pareja con la que fuimos a Las Cuevas del Hércules ya que se iban ese mismo día. Encantados con el servicio de guía que nos ofreció el día anterior el camarero del hotel, decidimos volver a pedirle si ésta vez nos podía llevar a Asshila cuando terminase su turno. Y así fue, nada más terminar su turno llamó desde recepción a un grand taxi que nos llevaría a Asshila por 12€, unos 120dh.



Asshila es un pequeño pueblo pesquero a una hora y media de Tánger 100% blanco. Le medina está rodeada de una muralla portuguesa en la conquista de Marruecos. Asshila está plagada de pequeñas galerías de arte improvisadas. Tiendecitas pequeñas con joyería muy buena y barata y un zoco típico marroquí. En Tánger no hace falta, pero aquí sí, toca regatear.

Paseando por sus calles puedes ver que cada poco hay murales pintados, preciosos. Y un pequeño paseo que recorre la muralla y sale al mar. Solo se ve el horizonte, el océano infinito.

Más de una vez te encontrarás con unas cuantas mujeres que te ofrecen tatuajes de henna, se quitan a las dos semanas pero es un verdadero arte. Te hipnotiza ver como tatúan tu piel. Comimos en un restaurante "español" nada más salir por la puerta principal de la medina. Sirven un cuscús que está de muerte, barato, y con una cantidad... Puff...

Finalmente cogimos el taxi, volvemos a Tánger y hacemos tarde de playa y piscina. Aunque yo estuve en la terraza del hotel, escribiendo un rato mientras veía el atardecer bebiendo un té de menta. Os lo aconsejo, es mágico. Y más si vuestra habitación, al igual que las nuestras, tienen vistas al estrecho de Gibraltar. Era impresionante ver el contorno de la península, a menos de 12Km de Tarifa.